Después de todo está el frío

El último sol envejecido

llorará al vacío en llamaradas

de ardor inútil, tristeza y nada.

Contará otra vez la vieja historia

que repite cada vela al morir:

después de todo está el frío.

En su indiferencia tan solo somos

impotentes masas de músculo,

carne que tiembla, tristeza y nada.

Cuerpos que buscan amontonados

conservar un poco de calidez,

demorar un poco el frío.

En los abrazos desesperados

se ve la verdad nunca enunciada:

solos o juntos seremos nada.

estirando la manos hacia el fuego

Todos sentimos el mismo calor,

pero cada uno tiene su propio frío.

Quedará la piel expuesta,

la palidez, la ausencia

Y el cuerpo desnudo sobre una mesa de metal

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